lunes, 12 de noviembre de 2007

ÉTICA TOMISTA

Sto. Tomás de Aquino en su filosofía retoma bastante de Aristóteles, y para éste último, desde la ética, el fin del hombre es la felicidad. En Sto. Tomás ésta con el nombre de bienaventuranza, a la cual se llega mediante el acto del intelecto especulativo, además esta bienaventuranza no se puede tener en esta vida, aunque si se puede participar de ella.
Los elementos básicos de la adquisición de esta bienaventuranza están las facultades de la inteligencia y la voluntad. Una conoce la verdad y otra quiere el bien. Y en la utilización de la libertad se concreta lo que cada una encuentra, pues es el intelecto el que ha de guiar a la voluntad; según el conocimiento que se tenga se podrá orientar a la voluntad, la cual sólo le corresponde querer lo bueno, lo cual en ocasiones parece como un bien, sin serlo realmente. Es tan importante el uno como el otro y “no ha de ser la voluntad desordenada que mueve a la inteligencia a presentar el mal bajo la razón de bien”[1]. Por eso, para la consecución de la bienaventuranza terrena se debe alcanzar la máxima perfección de la inteligencia especulativa mediante la vida contemplativa[2].
Ésta ética ciertamente tiene sus bases en la doctrina católica, y no ha de ser extraño que utilice el término bienaventuranza; el cual es mencionado por Jesucristo en el Sermón de la Montaña que aparece en el Evangelio de Mateo, lo que Sto. Tomás de Aquino viene a explicar racionalmente y hacerlo más comprensible a las personas.
Ser creyente para el filósofo y el científico no puede traer obstáculo alguno para el estudio de cualquier objeto, ya que uno como el otro son personas sedientas de verdad, que van aquí y allá en la búsqueda de ello. Las barreras solo estarán en la mente de quien se las ponga y por los prejuicios que se tengan, y quien se deje guiar por ello sin tener una actitud de apertura y dialogo se limita así mismo en su campo de conocimiento y se priva al verdadero conocimiento de la verdad y ser feliz.
El hombre podrá considerar que la filosofía actual habrá de tener una labor social, que el filósofo de hoy es el mejor poeta, novelista o político; o quizá un gran comunicador, etc. Y sin embargo, por ir afuera abandona el interior, por ir de los libros al discurso, se olvida de ir de persona a persona; por ir a la erudición se deja de convivir con la humildad; por ir a las palabras bonitas o rimbombantes, se olvida de la sencillez.
Al hombre por tratar de hacerse a sí mismo, pretendiendo negar la existencia de Dios, termina arruinándose. Hoy no se pude olvidar que la vida del hombre está vinculada con Él, y que sólo se podrá ser feliz partiendo de la aceptación de su Ser, entonces la bienaventuranza toma sentido, se encuentra el equilibrio entre el interior y exterior (del hombre con los hombres, y con Dios). Sólo así se encuentra la verdad y se realiza plenamente la vida del hombre, en la verdad; pues la verdad no es algo, sino alguien.

Publicación:
Suplemento Entérate de la Escuela de Filosofía, periódico el Comentario, 14 de junio del 2007, Colima, Col. México.

[1] LARIOS, V. JOSÉ OMAR. La Bienaventuranza como Fin Último del Hombre en Sto. Tomás de Aquino. (Pinerolo, Italia, 2003). P. 37.
[2] Cfr. Ibíd. P. 36.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante lo de Sto. Tomas, y lo que piensas hacerca de lo que ha escribido, de la cienci y de los filosofos, pero es muy bueno eso por que asi uno por lo menos tiene una idea de las dos cosas y lo que piensa un y el otro sobre las creencias.Estare esperando el otro escrito.